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LA ESTADÍSTICA INMOBILIARIA DE TODOS

Publicado el 12 de Junio del 2007

     Por razones no explicadas pero que tienen que ver con la falta de tacto en las relaciones mantenidas con el Ministerio de Vivienda,la junta de gobierno decidió, hace apenas un año de esto, que nuestra estadística inmobiliaria dejaría de publicar datos de precios–de los declarados, se entiende- de suerte que desde entonces acá ha quedado lastimosamente autolimitada en su función y alcance social. En lugar de pensar en enriquecer la información con dobles series de precios (valor declarado/valor en tasación) y en la mejora de la ficha estadística que se completa “en local”, preferimos no molestar a nadie, no sea que se nos acuse de ambiciosos. Y nada más lejos de la realidad.

     

     La cosa es que, desde siempre, los Registradores hemos venido desempeñando una encomiable función de cooperación estadística que se traducía, de un lado, en la remisión a la DG de los datos de operaciones registrales practicadas en nuestros registros para su divulgación en el Anuario de la misma DGRN y, de otra, la cooperación con el INE en la elaboración de las series hipotecarias. Los resultados no eran del todo satisfactorios, dado que la estadística del centro directivo es y sigue siendo, como tantas otras cosas de esa dirección, un verdadero anacronismo histórico y las relaciones con el INE se traducían en frecuentes quejas de sus funcionarios sustanciadas contra retrasos y supuestas malas prácticas de los nuestros sin ningún reconocimiento del esfuerzo colectivo.

     

     El anterior equipo de gobierno afrontó una silenciosa revolución estadística que se tradujo en la oportuna adscripción al centro de procesos estadísticos del Colegio de la engorrosa y delicadísima tarea del tratamiento y centralización de toda la información suministrada al INE y de la difusión de series propias de datos bajo el asesoramiento de expertos que elaboraron la metodología científica propia que luego sería contrastada con las mejores autoridades del país (nos referimos a los técnicos del Banco de España).

     

     La presentación de las primeras series estadísticas inmobiliarias constituyó uno de los éxitos del Congreso de Santiago como revela el eco que tuvo la noticia en la prensa. Desde entonces, se han prodigado esfuerzos para mejorar la base de datos y el delicado proceso de recogida de información, obtenida de tantas unidades registrales distribuidas por toda la geografía nacional, algo que por supuesto merece todo nuestro aplauso. Tenemos en este aspecto una merecida reputación que acreditan los múltiples convenios celebrados con autoridades de todo tipo (Banco de España, Ministerio de Vivienda, INE, autoridades fiscales autonómicas etc…).

     

     Con verdadera pena leemos la noticia del diario Expansión del 5 de junio pasado según la cual, de ser cierta, el Ministerio de Vivienda prepara la inminente presentación de un índice de precios de vivienda … con datos exclusivamente tomados de los documentos intervenidos por notarios. Se supone –cosa harto ridícula- que los datos notariales son “más frescos” que los nuestros –toda la propiedad inmueble se inscribe en lapso breve de tiempo- con olvido de cuestiones tan elementales como que el momento relevante es el de la inscripción (más aún cuando se trata de hipotecas) y que existen negocios inmobiliarios que no están documentados en escritura pública (en documentos judiciales, extranjeros, administrativos…). No deja de llamarnos la atención, además, que el organismo de propaganda estadística y marketing notarial creado al efecto (el Observatorio de la Vivienda) no haya tenido a bien divulgar, que sepamos, la metodología científica propia, lo que no nos ha permitido averiguar a qué se deben las desviaciones tan importantes que son observables con nuestros datos.

     

     Quizás quepa disculpar en otros la falta de veteranía en el procesamiento de tan preciosa información –en la tarea llevamos ya bastante tiempo y no se improvisan rutinas- pero lo que no es tan disculpable es que la autoridad estadística prefiera exclusivamente, no queremos pensar que por razones políticas, una estadística a otra sin tomarse la molestia de contrastar los resultados obtenidas de ambas y sus respectivas metodologías.

     

     Mientras tanto, la falta de ambición de los nuestros nos anuncia el letargo de siempre. Otra vez el mismo irritante espectáculo que ofrece nuestra colaboración con el blanqueo de capitales. Y lo triste del caso es que contamos con los mejores técnicos y con la mejor experiencia; experiencia dilapidada en miedos absurdos… a enfrentarnos con las exigencias de la sociedad.






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