Editorial

LA VÍA LÁCTEA REGISTRAL ( O LA COMPLEJIDAD DE NUESTRO SISTEMA DE REGISTROS)

Publicado el 4 de Julio del 2016

     La semana pasada, un alemán casado con una española, nos contaba que deseaban comprar una casa en cierta zona de la costa mediterránea española. Habían encontrado dos ofertas muy tentadoras: una de ellas era de una sociedad civil que tenía una pequeña urbanización en construcción. La otra, de una pareja que les había dicho que era "pareja de hecho" de acuerdo con la Ley autonómica. El ciudadano alemán nos preguntó dónde y cómo podía obtener información acerca de las fincas y la libertad de cargas de las mismas, así como de los vendedores. Ante tal cuestión, no tuvimos más opción que responderle que, por desgracia, en nuestro sistema institucional de registros no existe un único punto al que dirigirse para obtener una información completa sobre los objetos y sujetos de los contratos, sino que hay que hacer una pequeña peregrinación, un camino o vía láctea registral. El ciudadano se veía entonces obligado a una pequeña peregrinación que incluía visitar el Registro administrativo autonómico de parejas estables, el Registro mercantil (para ver si la sociedad civil estaba allí por un casual, pues no es necesario), y el Registro de la propiedad (el acceso a estos dos últimos está afortunadamente facilitado por la tecnología más que en los otros).

     

     Ante dicha explicación, el matrimonio (¡de ciudadanos comunitarios!) nos dijo que como era posible que en pleno siglo XXI no se pudiese obtener una información centralizada por un solo sistema.

     

     Tuvimos que darle una larga y compleja explicación en la que comenzamos por diferenciar el Registro Civil del Mercantil y de la Propiedad. Continuamos contándoles que al estar llevados por cuerpos de funcionarios diferentes no tienen un mismo sistema de acceso a la información. El alemán no daba crédito, y preguntó por qué no se integraba el Registro Civil con los otros dos, permitiendo el mismo sistema de información.

     

     En segundo lugar, tuvimos que explicarles que, aunque el sistema registral se supone completo, las uniones no matrimoniales de pareja no han entrado en el Registro civil, y que las sociedades civiles siguen pendientes de que alguien clarifique el tratamiento registral de las mismas. Por ello, en casos como el suyo, no hay más opción que hacer el camino de los registros o vía láctea.

     

     También les contamos que durante la pasada legislatura llegó a existir un borrador de reforma integral de los registros en el que se contemplaba la inscripción de las sociedades civiles en el Registro Mercantil, las parejas estables en el Registro civil, y la unificación de ambos con el de la Propiedad en manos del cuerpo único de Registradores, lo cual unido a una mejora tecnológica que acogiese las tendencias más avanzadas en materia de bases de datos, habría propiciado que cualquier ciudadano del mundo tuviese bastante con pedir información a través de registradores.org, para saber si las ofertas que veía en otras webs eran o no ciertas. Sin embargo, también tuvimos que contarle que no hubo consenso por parte de los partidos, que la disposición de los funcionarios y profesionales afectados no fue la más positiva posible, y que se acabó la legislatura con aquel maravilloso borrador en un cajón.

     

     Evidentemente, la explicación le decepcionó, pese a lo cual continuaría adelante con sus planes, aunque para ello tuvo que contratar un agente que en su nombre peregrina por la vía láctea de los registros como quien hace la ruta a Compostela. Ojalá que al terminar la legislatura que empieza el inversor pueda ver simplificada su vida. En un contexto de simplificación de trámites y reducción de organismos como el que demanda la UE, los registros españoles, no deberían pasar sin que su camino terminase en una significativa simplificación.

     

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