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COMO FINAL DE LA POLÉMICA

Publicado el 7 de Marzo del 2011

     ARBO publicó un editorial congratulándose de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid hubiera dictado sentencia –siete, en realidad- absolviendo a nuestro compañero Enrique Rajoy Brey de las sanciones injusta y arbitrariamente impuestas por la Dirección General de los Registros y del Notariado dirigida por el dúo Blanco-Marqueño. En dicho editorial se decía que ello daba pie para realizar algunas reflexiones sobre el papel jugado en relación con las resoluciones sancionadoras por algunas de las instituciones implicadas, en concreto, la Dirección General de los Registros y del Notariado, el Notariado y la anterior Junta de Gobierno del Colegio de Registradores.

     

     Eugenio Rodríguez de Cepeda, Decano-Presidente en la época de esas resoluciones sancionadoras –y de la apertura de expedientes sancionadores a varios centenares de colegas registradores y registradoras por enviar con retraso la información relativa a los tiempos de despacho en sus oficinas-, consideró oportuno desmentir o matizar algunas de las consideraciones realizadas por el editorial en relación a la actuación de la Junta presidida por él. Rafael Arnáiz Eguren –sancionado, como Enrique Rajoy, y también absuelto por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, días posteriores a la publicación del editorial- y el propio Enrique Rajoy contestaron públicamente a Eugenio Rodríguez de Cepeda, desmintiendo los hechos y la interpretación dada por el mismo. Hubo después correos de compañeros, con diferentes opiniones, casi todos ellos en el tono educado que se espera de unos profesionales responsables.

     

     Lamentablemente, Eugenio Rodríguez de Cepeda contestó sin desmentir ninguno de los hechos expuestos por Rafael Arnáiz y Enrique Rajoy, pero calificando el editorial de Arbo de “artero” y a nuestros compañeros Rafael Arnáiz Eguren y Enrique Rajoy Brey de “hienas”, advirtiendo, además, que lo hacía “jocandi causa”, con la finalidad, claro, de deslegitimar cualquier contestación. Tal forma de reaccionar es lamentable y merece nuestro más absoluto rechazo, como muestra de un estilo que debe ser erradicado, como requisito inexcusable para preservar unas relaciones civilizadas entre profesionales que tienen diferentes modos de ver las cosas y cuya únicas arma de combate son -o deben ser- el estudio y la argumentación.

     

     Afortunadamente, otros miembros de aquella Junta de Gobierno, que han considerado oportuno exponer su versión, lo han hecho con toda corrección, como es el caso de Juan José Pretel y de José Tomás Bernal-Quirós Casciaro, con cuyas apreciaciones ARBO no coincide pero respeta y cuyo estilo educado agradece.

     

     Una precisión, no obstante: especialmente a aquellos que han discrepado del escrito de Rafael Arnáiz Eguren y de Enrique Rajoy Brey les hubiera costado poco expresar su congratulación por el hecho de que nuestros compañeros hayan sido absueltos, detalle que parece haberles pasado desapercibido. Además, gracias a las posturas mantenidas por estos compañeros se han obtenido pronunciamientos de los Tribunales muy importantes para el sistema registral.

     

     En todo caso, y sean cuales sean las reacciones ante este editorial, ARBO se ratifica en lo expuesto en su momento, da por concluído este episodio y, en próximos editoriales, abordará temas que reclaman nuestro interés, como la necesidad de dar una explicación de lo que ha pasado y está pasando con CRE, así como otros cuyo conocimiento es necesario para mejorar la “higiene moral”, siempre bienvenida.

     






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