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PAISAJE DESPUES DE LA BATALLA

Publicado el 23 de Enero del 2008

     Tras las últimas actuaciones de la titular de nuestro Centro Directivo, Doña Pilar Blanco, parece dibujarse un definitivo panorama en lo que se refiere a los expedientes sancionadores y su desenlace: la superior jerárquica ha resuelto el sobreseimiento de algunos expedientes (aquellos que nunca debieron abrirse y que se cuentan por centenas) y la resolución con sanción de otros (que tampoco debieron abrirse y que son cerrados en primera instancia bien sea con apercibimiento o con multas variables, sin justificación aparente que distinga unas de otras).

     

     Hasta aquí nada que un cándido espíritu no hubiese vislumbrado ya. No hace falta tener dotes adivinatorias para colegir que, quien se aventura a expedientar a la mitad del Cuerpo de Registradores por una supuesta infracción tan nimia (enviar unos datos a efectos estadísticos), no se iba a retractar en el último momento. Pero, si esto era previsible, no lo era tanto la situación desairada en que ha quedado la Junta de Gobierno. Así, la perplejidad inicial que muestran nuestros representantes, al conocer que expedientan de forma masiva a sus representados, se salva con una “enérgica carta” dirigida a la autora del desaguisado y que, según nos relata en la misiva, produce el fulminante efecto de hacer reconocer a la autora cierta precipitación y un propósito de enmienda que se manifestaría en la resolución de los expedientes.

     

     Para facilitar las cosas, el Colegio proporciona unos modelos de recurso, entre los que incluye uno sorprendente de autoinculpación, que deberían presentar los expedientados. El resultado no puede ser mas desalentador: dejando a un lado a quienes enviaron la estadística en plazo, todos los demás sancionados. Pero siendo esto lamentable, lo peor es que quienes siguieron el consejo del Colegio y se autoinculparon fueron los que recibieron la sanción mas grave. Ante este estado de cosas, nuestros representantes nos animan a perseverar en la senda del recurso pues, según se manifiesta, el entuerto se resolverá en sede de la Secretaría de Estado y para ello nos vuelve a endosar unos “modelos” elaborados por “nuestros asesores”.

     

     Después de la “experiencia autoinculpatoria” se nos antojaba demasiado arriesgado dar por bueno lo evacuado desde el Colegio y el resultado no deja de ser sorprendente.






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