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EL MEJORABLE ESTADO DEL REGISTRO DEL ESTADO CIVIL. UNA APUESTA DE FUTURO

Publicado el 15 de Julio del 2008

     Comparten sede en el Madrid de los Austrias la Dirección General de Registros y del Notariado y el Registro Civil Central. Nada más natural; que compete a la titular del centro directivo la alta inspección y supervisión del Registro civil; servicio público con inmejorables títulos para ser considerado de entre los de peor funcionamiento en nuestro Estado. Ni siquiera necesita Doña Pilar Blanco Limones cruzar la esquina para percatarse de ello y de las colas que se prolongan durante varias horas para ser atendido “si se tiene la suerte de estar entre los únicos 150 ciudadanos que se reciben a diario”, como reconoce exasperado el autor del informe del Defensor del Pueblo. Documento en que leemos, por ejemplo, que “en mayo de 2007 se solicitó informe al Ministerio de Justicia sobre qué medidas se preveían adoptar para solucionar las deficiencias detectadas, en la medida en que las mismas están perjudicando gravemente los derecho de los ciudadanos. Estamos esperando recibir el citado informe, reiterado en dos ocasiones”. Y más adelante, acerca de las personas que esperan tras su naturalización la imprescindible inscripción: “la situación en la que se encuentran esas personas (…/…) no sólo puede ser calificada de angustiosa, sino de kafkiana”. El cuadro que arrojan esas tristes páginas – el mal funcionamiento del Registro civil en toda su organización constituye una sección habitual del informe anual- no parece mejorar con los años. Todo ello en un país con una configuración demográfica radicalmente distinta de la tradicional, con una población inmigrante que espera durante años naturalizarse, para luego volver a esperar años a obtener una inscripción en los libros y con ello el soñado NIF… si es que no se desespera con la demora en resolver un recurso ante la DGRN en materia de nacionalidad.

     

     La mejora del Registro civil en España tiene una mayor presencia en el BOE o en los medios –ahí está el último discurso del estado de la Justicia y los planes del Ministerio, o el artículo que hoy mismo publica el diario El País- que sobre el terreno o en la realidad de los hechos. Aunque tempranos los esfuerzos para su modernización, la informatización arranca de 1999, dichas políticas cosechan muy pocos éxitos apreciables como demuestran los problemas que enfrenta la implantación de la aplicación INFOREG (en sus diferentes versiones); la ausencia a estas fechas de un servicio central de índices; la incompleta digitalización del archivo histórico… Existe, eso sí, sobre el papel, un “impulso a la informatización y digitalización” (vid. la ORDEN JUS/1468/2007) y pende siempre la completa ejecución del Plan Avanza, no obstante el Convenio de Colaboración con la entidad red.es. Los resultados están dolorosamente a la vista: el mal funcionamiento de los órganos del Registro Civil atrae ni más ni menos que el 40% de las reclamaciones y denuncias en el orden jurisdiccional según el CGPJ (en su reciente informe “La Justicia Dato a Dato”).

     

     Así las cosas, el mal estado del Registro civil es un mayúsculo problema de Estado que reclama alguna mayor atención del centro directivo y en general de todos los poderes públicos. La solución no pasa, solamente, por comprar ordenadores e instalar un programa homologado. El mismo diseño organizativo institucional debería ser prudentemente revisado. Quizás con ocasión de la Ley de patrimonio de los incapacitados que ahora se tramita en el Congreso.

     

     Estamos convencidos de la pertinencia, la oportunidad, de plantear una prudente aunque decidida y progresiva desjudicialización del Registro Civil partiendo de su unidad central. El mejor servicio que podemos prestar como corporación es el de anunciar nuestro compromiso con los poderes públicos en la mejora urgente de nuestra sufrida institución. Estamos ante un registro público al fin y a la postre, como son los que llevamos tradicionalmente en nuestras oficinas. Contamos con experiencia profesional acreditada y sobran medios técnicos para ello. Que no nos falte la ambición y el espíritu de sacrificio corporativo; como tal vez ocurra con nuestro decano, que glosa en su última carta, entre otras jeremiadas, la anunciada rebaja arancelaria y olvida reseñar –además de otras cosas como ese incidente de nulidad de actuaciones cuyo conocimiento se reserva- la fructífera discusión habida en torno al Registro Civil en la última asamblea de decanos; asamblea en donde se adoptaron acuerdos que no tienen por qué ocultarse a los colegiados. Reclamamos con todo respeto del Estado y del Ministerio la oportunidad de demostrar que somos algo más que un coste de transacción. De nuestros representantes corporativos, que pongan por delante proyectos ilusionantes de servicio público. Antes desde luego que de inoportunas aventuras inmobiliarias y de sorprendentes encuestas.






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